Infecciones pulmonares: de la gripe a la neumonía y el COVID-19, un reto constante para la salud respiratoria

Las infecciones pulmonares son una de las causas más comunes de enfermedad en todo el mundo. Desde cuadros leves, como la gripe estacional, hasta afecciones graves como la neumonía o la COVID-19, estas patologías afectan directamente a la función vital del aparato respiratorio: oxigenar la sangre.

Su impacto puede ir desde una molestia pasajera hasta una amenaza seria para la vida, especialmente en personas mayores, con enfermedades crónicas o con un sistema inmunitario debilitado. Comprender cómo se manifiestan, cómo se tratan y sobre todo, cómo prevenirlas, es fundamental para mantener una buena salud pulmonar durante todo el año.

A medida que los virus y las bacterias circulan con mayor intensidad en los meses fríos, el riesgo de contagio aumenta. En este contexto, la prevención a través de vacunación, hábitos saludables e higiene se convierte en la herramienta más eficaz. Pero también lo es el diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado, que pueden marcar la diferencia entre una recuperación rápida y una complicación grave.

“Las infecciones respiratorias pueden parecer leves al inicio, pero en cuestión de días pueden evolucionar hacia cuadros graves si no se detectan a tiempo”, explica el Dr. Antonio Cascales, neumólogo de Grupo Policlínica. “Por eso insistimos en la importancia de acudir al médico ante síntomas persistentes como fiebre alta, tos intensa o dificultad respiratoria. Un diagnóstico temprano permite actuar antes de que la inflamación comprometa la función pulmonar.”

De la gripe al COVID-19: cuando los virus afectan al pulmón

Entre las infecciones respiratorias más conocidas se encuentra la gripe o influenza, una vieja conocida que regresa cada temporada invernal. Causada por el virus de la influenza, se transmite fácilmente a través de pequeñas gotas de saliva o mucosidad al hablar, toser o estornudar. Sus síntomas como fiebre alta, dolor muscular, tos seca, malestar general y fatiga, suelen aparecer de forma repentina y pueden confundirse con un resfriado. Sin embargo, la gripe suele ser más intensa y en personas vulnerables, puede complicarse con una neumonía viral o bacteriana secundaria, cuando el virus daña el epitelio respiratorio y facilita la colonización por bacterias como Streptococcus pneumoniae.

El tratamiento suele ser sintomático: hidratación, reposo y antipiréticos para controlar la fiebre. En algunos casos, si se diagnostica de manera temprana, pueden emplearse antivirales específicos. La vacunación anual sigue siendo la mejor herramienta preventiva, junto con el lavado frecuente de manos, la ventilación de espacios y evitar el contacto con personas enfermas.

Otro ejemplo paradigmático es la COVID-19, una infección causada por el SARS-CoV-2 que cambió nuestra manera de entender las enfermedades respiratorias. Aunque muchos casos cursan de forma leve, puede provocar cuadros graves con inflamación de los alvéolos pulmonares, causando neumonía viral bilateral y dificultad respiratoria. Los síntomas incluyen fiebre, tos seca, pérdida del gusto u olfato, fatiga y sensación de falta de aire. En casos severos, pueden aparecer confusión, dolor torácico o disminución de la saturación de oxígeno.

Los principales factores de riesgo son la edad avanzada, la obesidad, la hipertensión, la diabetes o las enfermedades respiratorias crónicas. Los casos leves se tratan con aislamiento, hidratación y control de síntomas; los graves requieren hospitalización, oxígeno, corticoides o antivirales. Además, la COVID-19 puede causar trombosis o embolias pulmonares, por lo que en algunos pacientes se utilizan anticoagulantes.

Una parte de los afectados continúa con síntomas tras la infección, en lo que se conoce como long COVID, que puede incluir fatiga persistente, tos o menor capacidad pulmonar. En estos casos, la rehabilitación respiratoria y el seguimiento médico son esenciales. La prevención, una vez más, es la clave: vacunarse, mantener los espacios ventilados, usar mascarilla en situaciones de riesgo y cuidar los hábitos de vida saludables.

Neumonía y otras infecciones de las vías bajas: cuando el pulmón se inflama de verdad

La neumonía representa uno de los cuadros más graves de infección pulmonar y una causa frecuente de hospitalización, especialmente en personas mayores o con enfermedades crónicas. Se produce cuando microorganismos como virus, bacterias o, más raramente, hongos, invaden los alvéolos pulmonares, llenándolos de líquido o pus e impidiendo una correcta oxigenación de la sangre.

La forma más común, la neumonía adquirida en la comunidad, suele deberse a Streptococcus pneumoniae, aunque también existen variantes virales, aspirativas o asociadas a hospitales. Los síntomas incluyen fiebre alta, escalofríos, tos con esputo, dolor en el pecho y dificultad respiratoria. En los adultos mayores puede manifestarse de forma más sutil, con confusión o debilidad.

El diagnóstico combina la exploración clínica, la auscultación y pruebas de imagen como la radiografía de tórax. El tratamiento depende de la causa: antibióticos en las neumonías bacterianas y medidas de soporte en las virales. En los casos más graves pueden aparecer complicaciones como derrame pleural o insuficiencia respiratoria, por lo que es fundamental acudir al médico ante cualquier sospecha. La vacunación antineumocócica y el abandono del tabaco son las principales medidas de prevención.

Existen además otras infecciones respiratorias de menor gravedad pero de gran frecuencia, como la bronquitis aguda y la bronquiolitis.

La bronquitis aguda suele aparecer tras un resfriado y se caracteriza por una tos persistente con o sin expectoración que puede durar varias semanas. En la mayoría de los casos tiene origen viral y no requiere antibióticos, salvo que haya complicaciones.

En los niños pequeños la bronquiolitis, causada por el virus respiratorio sincitial (VRS), es muy común en invierno y puede causar dificultad respiratoria notable. Aunque la mayoría de los casos se manejan en casa, algunos bebés necesitan hospitalización para recibir oxígeno y vigilancia.

En ambas enfermedades, la prevención pasa por mantener una buena higiene, evitar el humo del tabaco y fomentar la lactancia materna, que refuerza la inmunidad natural en los bebés.

Prevención, tratamiento y recuperación: cuidar tus pulmones es cuidar tu vida

La prevención es, sin duda, la herramienta más poderosa frente a las infecciones pulmonares. La vacunación contra la gripe, la COVID-19 y el neumococo es fundamental, sobre todo en personas mayores o con enfermedades crónicas. A ello se suma la higiene de manos, cubrirse al toser, ventilar los espacios y evitar el contacto con personas enfermas.

El abandono del tabaco es un factor determinante, ya que el humo deteriora las defensas naturales del pulmón y favorece las infecciones. Además, mantener una alimentación equilibrada, realizar actividad física regular, dormir bien y controlar patologías crónicas como la diabetes o la hipertensión contribuyen a fortalecer el sistema inmunitario.

En cuanto al tratamiento, este varía según el origen y la gravedad del cuadro. En los casos leves, bastan el reposo, la hidratación y los medicamentos para aliviar los síntomas. En las infecciones más severas puede ser necesaria la hospitalización, el suministro de oxígeno o la administración de antibióticos o antivirales. Las pruebas de imagen, como la radiografía o el TAC, junto con los análisis de sangre, ayudan a identificar la causa y evaluar la extensión de la infección.

Tras la recuperación, algunas personas pueden requerir seguimiento médico para valorar la función pulmonar. La fisioterapia respiratoria y los ejercicios de rehabilitación son muy útiles para recuperar la capacidad pulmonar y prevenir secuelas, especialmente después de neumonías o COVID-19 graves.

“Nunca se debe iniciar un tratamiento por cuenta propia ante síntomas respiratorios graves”, advierte el doctor Cascales. “El uso inadecuado de antibióticos o corticoides sin supervisión médica puede enmascarar los síntomas, retrasar el diagnóstico y generar resistencia bacteriana. Solo un especialista puede determinar la causa exacta y el tratamiento más seguro para cada paciente.”

Grupo Policlínica: expertos en tu salud respiratoria

En Grupo Policlínica entendemos que cada paciente es único. Nuestro equipo multidisciplinar, formado por especialistas en neumología, medicina interna y fisioterapia respiratoria, trabaja de manera coordinada para ofrecer una atención integral, rápida y segura. Contamos con tecnología avanzada para el diagnóstico, como radiografía digital, TAC de alta resolución y pruebas de función pulmonar, así como unidades especializadas en tratamiento y rehabilitación respiratoria.

Además, orientamos a nuestros pacientes sobre vacunación, hábitos saludables y prevención durante todo el año.

Cuidar tu salud pulmonar es cuidar tu calidad de vida. En Policlínica te ayudamos a respirar mejor, recuperarte antes y vivir con bienestar.

Tu salud, nuestra prioridad.

Infecciones pulmonares: de la gripe a la neumonía y el COVID-19, un reto constante para la salud respiratoria 1

Otros artículos

Suscribirse al boletín de noticias

Introduzca su correo electrónico para suscribirse al boletín y recibir notificaciones de nuevas entradas.

Loading
Grupo Policlínica
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.